Las plantas crucíferas contienen vitaminas, minerales, otros nutrientes y sustancias químicas llamadas glucosinolatos.
Los glucosinolatos se descomponen en varios compuestos biológicos activos que se están estudiando para saber si tienen posibles efectos anticancerosos.
Algunos de estos compuestos han mostrado efectos anticancerosos en células y en animales, pero los resultados de estudios en seres humanos han sido menos claros.
¿Qué son las plantas crucíferas?
Las plantas crucíferas son una especie del género Brassica. Estas plantas incluyen:
Rúgula o arúgula
Bok choy
Brócoli
Coles o repollitos de Bruselas
Col o repollo
Coliflor
Verduras de hoja verde
Rábano picante (horseradish)
Col rizada (kale)
Rábanos
Nabo sueco o naba (rutabaga)
Nabos
Berro (watercress)
Wasabi
¿Por qué los investigadores de cáncer están estudiando las plantas crucíferas?
Las plantas crucíferas son ricas en nutrientes, entre ellos, varios carotenoides (betacaroteno, luteína, zeaxantina); vitaminas C, E y K; folato; y minerales. También son una buena fuente de fibra.
Además, las plantas crucíferas contienen un grupo de sustancias llamadas glucosinolatos, que son componentes químicos con azufre. Estas sustancias químicas son las responsables del aroma penetrante y el sabor amargo de las plantas crucíferas.
Durante la preparación de las comidas, al masticar y en la digestión, los glucosinolatos de las plantas crucíferas se descomponen para formar compuestos biológicos activos tales como indoles, nitrilos, tiocianatos e isotiocianatos (1). El indol-3-carbinol (un indole) y el sulforafano (un isotiocianato) se han estudiado muy frecuentemente por sus efectos anticancerosos.
Se ha descubierto que los indoles y los isotiocianatos inhiben la formación de cáncer en varios órganos de ratas y ratones, entre ellos, la vejiga, las mamas, el colon, el hígado, los pulmones y el estómago (2, 3). En estudios con animales y en experimentos con células cultivadas en laboratorio se han identificado varias maneras posibles en las que estos compuestos podrían ayudar a prevenir el cáncer:
Ayudan a proteger las células de daños al ADN.
Ayudan a desactivar carcinógenos.
Tienen efectos antivíricos y antibacterianos.
Tienen efectos antiinflamatorios.
Inducen la muerte celular (apoptosis).
Inhiben la formación de vasos sanguíneos tumorales (angiogénesis) y la migración de las células tumorales (necesarias para que ocurra la metástasis).
No obstante, los estudios en seres humanos han mostrado resultados mixtos.
¿Existe evidencia de que las plantas crucíferas pueden ayudar a reducir el riesgo de cáncer en las personas?
Los investigadores han estudiado la posible relación entre el consumo de plantas crucíferas y el riesgo de cáncer. La evidencia científica ha sido evaluada por varios expertos. Los estudios principales sobre cuatro formas comunes de cáncer se describen brevemente a continuación.
Cáncer de próstata: En estudios de cohortes realizados en los Países Bajos (4), Estados Unidos (5) y Europa (6) se han examinado una gran variedad de tipos de plantas crucíferas de consumo diario, y se encontró poca o ninguna relación con el riesgo de cáncer de próstata. Sin embargo, en algunos estudios de casos y controles se halló que las personas que consumieron mayores cantidades de plantas crucíferas presentaron un riesgo más bajo de cáncer de próstata (7, 8).
Cáncer colorrectal: En estudios de cohortes en Estados Unidos y los Países Bajos no se ha encontrado por lo general una asociación entre el consumo de plantas crucíferas y el riesgo de cáncer colorrectal (9-11). La excepción es un estudio realizado en los Países Bajos—el Netherlands Cohort Study on Diet and Cancer—en el que las mujeres (pero no los hombres) que tenían un alto consumo de plantas crucíferas presentaron un riesgo reducido de cáncer de colon (pero no de recto) (12).
Cáncer de pulmón: Los estudios de cohortes en Europa, los Países Bajos y Estados Unidos han tenido resultados variados (13-15). La mayoría de los estudios han encontrado poca relación entre el consumo de plantas crucíferas y el riesgo de cáncer, pero un análisis realizado en EE. UU.—en el cual se usaron los datos del estudio Nurses’ Health y Health Professionals’ Follow-up—indicó que las mujeres que consumieron más de 5 raciones de plantas crucíferas por semana presentaron un riesgo más bajo de cáncer de pulmón (16).
Cáncer de seno (mama): En un estudio de casos y controles se halló que las mujeres que consumieron mayores cantidades de plantas crucíferas presentaron un riesgo más bajo de cáncer de seno (17). Un metaanálisis de varios estudios realizados en Estados Unidos, Canadá, Suecia y los Países Bajos no encontró una asociación entre el consumo de plantas crucíferas y el riesgo de cáncer de seno (18). Otro estudio de cohortes de mujeres en Estados Unidos también indicó solo una relación débil con el riesgo de cáncer de seno (19).
Unos pocos estudios han mostrado que los componentes bioactivos de las plantas crucíferas pueden tener efectos beneficiosos en los marcadores biológicos de procesos relacionados con el cáncer en seres humanos. Por ejemplo, un estudio halló que el indol-3-carbinol era más eficaz que un placebo en la reducción del crecimiento de células anormales en la superficie del cuello uterino (20).
A su vez, varios estudios de casos y controles han mostrado que formas específicas de un gen que codifica la enzima glutatión S-transferasa (la cual metaboliza y ayuda a eliminar los isotiocianatos del cuerpo) podrían influir en la relación entre el consumo de plantas crucíferas y el riesgo de cáncer de pulmón y cáncer colorrectal en seres humanos (21-23).
¿Son las plantas crucíferas parte de una alimentación saludable?
Las verduras se clasifican en cinco subgrupos: verde oscuro, rojo y anaranjado, frijoles y guisantes (legumbres), con almidón y otras verduras. Las plantas crucíferas están dentro de la categoría llamada "verduras de color verde oscuro" y, también, en la categoría de "otras verduras". Se puede obtener más información sobre verduras y alimentación, incluida la cantidad diaria o semanal que se debe consumir de estos alimentos, en el sitio web Mi plato del Departamento de Agricultura de EE. UU.
El consumo en general de una mayor cantidad de verduras puede brindar protección contra algunas enfermedades, incluidos ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, puede ser difícil para los investigadores obtener resultados claros al tratar de diferenciar entre el consumo de plantas crucíferas y de otros alimentos, debido a que los participantes de los estudios pueden tener dificultades para recordar exactamente lo que comieron. Además, es posible que las personas que comen plantas crucíferas, en comparación con las que no lo hacen, muestren una mayor inclinación a tener otros comportamientos saludables que reducen el riesgo de enfermedades. También es posible que algunas personas, debido a sus antecedentes genéticos, metabolicen de manera diferente los isotiocianatos presentes en los alimentos. De todas maneras, los estudios de investigación aún no han identificado un grupo específico de personas que, debido a sus características genéticas, se beneficiarían más que otras del consumo de plantas crucíferas.
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